Sinopsis
Cuando se habla del proceso de integración latinoamericana, muchos piensan en un proyecto en marcha, no muy antiguo e impulsado desde los Estados. No obstante, su historia muestra algunos hechos que cambian el panorama. Primero, este proceso se inicia con la Carta a los Españoles Americanos (1788), del jesuita peruano Juan Pablo Viscardo y Guzmán, que adquiere particular relevancia para los precursores e independentistas; segundo, las identidades, vecindades y sentimientos de pertenencia dieron forma a una ideología nacionalista continental llamada americanismo; y tercero, la integración es dirigida desde los Estados, pero sus mayores logros los ha tenido cuando fue impulsada desde la sociedad civil.
La historia americana muestra a muchos actores sociales y coyunturas políticas que pueden dar fe de lo dicho. Uno de los periodos americanistas menos conocidos, pero no por ello menos importante, es el que se produce entre 1907 y 1918, cuando estudiantes universitarios y trabajadores son sus principales protagonistas. El primero es el movimiento huelguístico de 1907 en Iquique, cuando murieron trabajadores de Perú, Bolivia y Chile; el segundo, los Congresos de Estudiantes Americanos de Montevideo (1908), Buenos Aires (1910) y Lima (1912); y el tercero, la llamada confraternidad peruano-chilena. En estos sucesos los trabajadores y estudiantes mostraron actitudes fraternas y claros deseos de impulsar la unión de los pueblos iberoamericanos. El siguiente periodo americanista se inicia en 1918, con la Reforma Universitaria en Argentina y que rápidamente se extiende a otros países de la región; continúa con las victoriosas jornadas de los obreros por las 8 horas en el Perú con el apoyo de los estudiantes y la proliferación en varios países de las universidades populares, donde se forma la generación de obrero-estudiantes; y sigue hasta la creación en 1924 del primer partido de dimensiones continentales: la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).
Estos son los hechos que relata este libro: los más importantes esfuerzos de integración continental de inicios del siglo XX. Los representantes de esa diplomacia popular fueron los trabajadores y estudiantes latinoamericanos. La actitud de estos actores y sus organizaciones, así como el contenido de sus ideales, muestran la presencia y vigencia del americanismo o nacionalismo continental que se inicia en la independencia y recorre la historia americana, pasando de generación en generación.